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Este blog pretende recopilar todo lo que escribo por ahí, meter algún bocadillo de reflexión personal y por ahí alguna receta de guacamole.

sábado, 15 de febrero de 2014

Yo pensaba que Frodo era Luke Skywalker


 Yo pensaba que Frodo era Luke Skywalker

       -     ¿Qué vamos a ver al cine?
-       El Señor de los Anillos.
-       ¿Qué es eso?
-       Es un libro que hicieron película. La hizo un director de Nueva Zelanda que se llama Peter Jackson.
-       ¿Quién es Peter Jackson?
-       El que hizo Meet the Feebles, la película esa de los muppets trastornados.
-       Ahhh…y de qué se trata El Señor de los Anillos.
-       Es de la Edad Media, hay hobbits, elfos, guerra. Es una de aventuras.
-       Suena aburrida.
-       Dura como tres horas, leí un montón de críticas y dijeron que estaba buenísima.
-       Pero suena aburrida ¿no hay otra cosa? ¿No es Star Wars? Nunca entendí Star Wars.
-       No es Star Wars, el de Star Wars se llama Luke Skywalker y no es la misma película. Vamos a ir a ver El Señor de los Anillos.

Tenía aproximadamente diez años cuando mi papá me llevó a ver la gran historia de la Edad Media, fueron tres horas y media en las que me reí, temí y tuve mi primera indignación para con una película. Lord of the Rings: The Fellowship of The Rings (El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo), a partir de ahora LOTR fue una de las películas de mi juventud. Puedo decir por mi corta edad que crecí con y mirando la trilogía.
Es la Cahiers du Cinema y sus críticos quienes elaboran la teoría del autor. Para François Truffaut el autorismo reside en la visión del mundo que tiene cada autor además Truffaut encuentra los autores en la clase B. Podemos decir que Peter Jackson es un autor, sus primeras películas son un desfile de géneros: Meet the Feebles combina muppets, sangre, mafia y musical; Bad Taste es puro gore; Braindead humor negro con gore y la muy divertida The Frigtheners aquella película donde Michael J. Fox es amigo de dos fantasmas con quienes estafan, a la mejor manera Ghostbusters, a las personas haciéndoles creer que su casa está embrujada pertenece al subgénero de fantasmas pero también es una comedia. Peter Jackson sabe como combinar géneros entre sí. Pensemos al género como un horizonte de expectativas en el espectador y tratemos de categorizar a  Lord of the Rings dentro de un único género, es imposible pues Lord of the Rings es una masiva combinación de géneros donde hay drama, acción, fantástico, gore con elementos de humor. Además el género es también un conjunto de reglas/convenciones que son acordadas entre quien produce la película y quien la consume. Teniendo en cuenta estas definiciones puedo decir que cuando vi por primera vez LOTR no entendí nada y mi apreciación hacia la película fue más que nada onomatopéyica: “Uhhhh” “Ahhhhh” “UFFFFFF”. En La Comunidad del Anillo, Frodo está en peligro constante, hay una trama de persecución que nos da la pauta de que siempre hay alguien más poderoso que Frodo persiguiéndolo esto lo sabemos inconscientemente pero no lo advertimos por completo hasta que visualizamos el peligro real: un Nazgul le entierra la espada a Frodo y casi lo mata, es decir, nos advierten: este es el héroe y no es inmortal, ¿saben lo traumático que es para un niño ver que el personaje con el cual uno genera una empatía es casi asesinado por un bicho feo? Ni hablar cuando Gandalf se pierde en las minas de Moria, eso fue terrible.
Peter Jackson es un titiritero de las tensiones, La Comunidad del Anillo es una película de tire y afloje constante, sabe cuando relajarnos y cuando ponernos nerviosos: memorable escena y magistral uso del suspense cuando los cuatro hobbits están escondidos debajo de un árbol y un Nazgul (atraído por la presencia del anillo) los está acechando. La Comunidad del Anillo es una película moral, marca una diferencia entre el bien y el mal. Y el concepto de lo que está bien y está mal se pone en juego todo el tiempo con las figuras humanas. El hombre es un ser que se puede corromper que “por querer más” se vuelve ambicioso, un claro ejemplo es la escena en la cual se encuentran caminando por la montaña, Frodo pierde el anillo y Boromir lo encuentra, lo mira y en su expresión vemos como se siente atraído por el mismo, es por eso que el portador del anillo es un hobbit, una criatura fantástica parecida al ser humano pero que no es afectada por el poder maligno que tiene el anillo, eso es lo que nos dice Gandalf cuando le da el anillo a Frodo pero no es lo que sucede. A lo largo de la trilogía, el poder del mal va in crescendo. La Comunidad del Anillo, como toda la trilogía es una película con mensaje que recupera el valor de la amistad, la fidelidad, la honestidad, la esperanza y el compromiso.
Me acuerdo el final de La Comunidad del Anillo cuando Sam y Frodo se van solos en una canoa y la pantalla funde a negro. Me indigné porque nada estaba claro, el final no era concreto ¿como iba una película a terminar así como si nada? ¿y el resto?. Le pregunté a mi papá como terminaba y me dijo: “Y ahora tenés que esperar un año hasta que salga la segunda parte”. Doble indignación no solo no sabía el final sino que tenía que esperar. Con Las Dos Torres fue diferente mi sensación, ya era un año más grande, me había tomado mi tiempo para unirme online a varios clubs de fan de Tolkien y ya tenía todos los libros más El Hobbit comprados por convenio de mi escuela con la cadena Scholastic en inglés, claro que leerlos me fue imposible porque mi formación en la lengua no era tan avanzada. El final de Las Dos Torres tiene algo que hasta el día de hoy no encontré en otras películas, en un monólogo de Sam, dicho sea de paso el verdadero héroe de la trilogía, está el concepto de lo que es una historia y lo que va a pasar en la tercera parte, algo así como un resumen de toda la trilogía. Además de ser este un discurso hermoso que habla de la esperanza es algo así como un buchón entre líneas, y dice así:
  Pero henos aquí, igual que en las grandes historias, señor Frodo, las que realmente importan, llenas de oscuridad y de constantes peligros. Ésas de las que no quieres saber el final, porque ¿cómo van a acabar bien? ¿Cómo volverá el mundo a ser lo que era después de tanta maldad como ha sufrido? Pero al final, todo es pasajero. Como esta sombra, incluso la oscuridad se acaba, para dar paso a un nuevo día. Y cuando el sol brilla, brilla más radiante aún. Esas son las historias que llenan el corazón, porque tienen mucho sentido, aun cuando eres demasiado pequeño para entenderlas. Pero creo, señor Frodo, que ya lo entiendo. Ahora lo entiendo. Los protagonistas de esas historias se rendirían si quisieran. Pero no lo hacen: siguen adelante, porque todos luchan por algo.
-¿Por qué luchas tú ahora, Sam?
-Para que el bien reine en este mundo, señor Frodo. Se puede luchar por eso. “

Ese último discurso de lucha aparece dando vueltas por mi cabeza algunas veces. Dicen que las cosas que vivimos en la niñez nos marcan, ver películas forma parte de la niñez y en mi caso con dos maravillosos padres que poseían un videoclub orientado al cine arte y al género casi podría decirse que las películas fueron mi niñez y con ello mi vida. 


Para Revista 24 Cuadros.

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