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Este blog pretende recopilar todo lo que escribo por ahí, meter algún bocadillo de reflexión personal y por ahí alguna receta de guacamole.

sábado, 15 de febrero de 2014

Cine: Balnearios (Mariano Llinás, 2002).-

REVISTA NAN

LUNES, 1 DE JULIO DE 2013

Cine: Balnearios (Mariano Llinás, 2002).-

La historia de un hotel ubicado en un balneario costero es la excusa que Llinás utiliza para contar las costumbres y conductas humanas que aparecen en estos lugares cuando, colapsados, la temporada turística de verano irrumpe la rutina de las grandes ciudades.

Por Rocío Rocha
Fotografía gentileza Balnearios

Buenos Aires, julio 1 (Agencia NAN – 2013).- Enero es el peor mes del año para estar en un centro urbano como, por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires. Está todo pegajoso y húmedo, y la gente se pone de malhumor, se nota en el transporte público. Los choferes de colectivo agreden de más a los taxistas, la gente se vuelve violenta, intolerante. Todo es culpa del calor. Para combatirlo, además del aire acondicionado, el helado y el ventilador está el agua. Enero es temporada alta en centros turísticos donde hay playas y, por ende, balnearios. Balnearios es una película que, a través de la historia de un gran hotel frente al mar, se encarga —y muy bien— de las costumbres y conductas humanas que aparecen en estos lugares, de los personajes que habitan en el interior de la provincia.Balnearios redescubre un mundo.

La película tiene dos episodios clave. El “Episodio de las Playas” trata todos los clichés y situaciones posibles que deben ser enfrentadas cada vez que se va a vacacionar a un centro turístico playero. La voz en off, irónica, segura y graciosa enumera y detalla con precisión: el tomar sol, los niños, los grupos de baile, las siestas, los “útiles” de playa, el mar y la gente, el centro de la ciudad balnearia que funciona (y esto es comprobable en cualquier ciudad/pueblo) como si fuese una cinta de Moebius, la rutina del turista y otros tipos de actitudes humanas. El segundo, el “Episodio de Zucco”, retrata el momento en el que la película se olvida de la playa y se mete en el interior de la provincia, en los balnearios construidos con cemento. Entonces, la historia encuentra a Zucco, un extravagante pueblerino comparable al “Jorge Mario” de Nestor Frenkel en Amateur. Zucco es artista, escultor, socio del rotary club, poeta y un montón de cosas más. Un gran hallazgo el personaje de provincia que le da una vuelta a la película: todo lo que dirá, por más de que no esté diciendo nada, será atrapante.


Internet categoriza a Balnearios bajo el género de “falso documental”. Pero se equivoca. La producción de Mariano Llinás es una película moderna que no pertenece a un género en particular, que es todos los géneros al mismo tiempo.

Llinás es un punk anarquista del cine. Produce de manera independiente y sus películas experimentan con la narración. Es necesario aclarar que la palabra “experimentación” en el cine argentino no necesariamente está ligada a la palabra “aburrimiento”. Llinás hizo también Historias Extraordinarias (2008), una película de aventuras de cuatro horas de duración que pone en jaque varias teorías cinematográficas. Un elemento polémico a la hora de contar historias es el uso del la voz en off, usualmente bastardeado porque indica “una pereza” de parte del realizador de contar con palabras aquello que no puede mostrar con imágenes. En Balnearios la voz en off está presente durante toda la película para contar, mantener atento al espectador, contradecir la imagen, acompañarla. Llinás demuestra desde su ópera prima que la voz en off posee una cantidad infinita de recursos que la vuelven una gran herramienta: no hay razón para temerle, sino motivo para seguir investigando todas las posibilidades que este recurso extradiegético nos ofrece para contar historias.

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